ColaboracionesEducación sexual

Educación y corporalidad: ¿por qué recuperar el cuerpo y el placer en la escuela?

Educación y corporalidad: Recuperar cuerpo y placer en el aula - Ilustración por Laura López
Arte: 🇲🇽 @lausi_moon

Nadie me habló sobre el cuerpo en relación a la enseñanza. 

¿Qué se hacía con el cuerpo en el aula? 

bell hooks

Cuando hablamos de bienestar, una de las primeras palabras que podría venir a la mente es placer. Cuando hablamos de sexualidad, también. Si a través de la educación queremos conseguir el bienestar de las personas y si queremos una educación integral, que incluya la sexualidad como una dimensión vital y transversal, ¿por qué hemos omitido el placer? ¿Qué lugar tiene el placer en la escuela y en la educación sexual? ¿Por qué al intentar abordar el placer acabamos por discutir la presencia del cuerpo en la educación? ¿Cómo conseguir educarnos implicando al cuerpo y al placer?

La generación de placeres en nuestras vidas, nacen del cuerpo mediante la erótica, entendiendo ésta como la “atracción placentera que una circunstancia o un fenómeno ejerce sobre una persona”, en este caso, el proceso de la educación.

El placer no proviene de una identidad dada, sino que posibilita el movimiento y elaboración de nuevos deseos que van ocasionando formas de ser, tanto colectivas como individuales.

Hoy, el placer continúa en los márgenes de nuestras escuelas. ¿Cómo va a estar presente el placer, que experimentamos a través de nuestros cuerpos, si estos se quieren borrar de la escena educativa? Los cuerpos son adoctrinados, vigilados y uniformados a tal punto que pasan desapercibidos, para así continuar el proceso de educación de la mente, que ha sido el foco de las escuelas.” 

Belén Beatriz Cabrera Soto

Lopes Louro (2000) explica cómo a través de la vigilancia y sus estrategias de disciplinamiento aprendemos y experimentamos la vergüenza, la culpa, la censura y el control. Las situaciones y normas del día a día son aquellas que dejan marcas sobre la construcción de las identidades, marcas que buscan establecer patrones universales, con uniformidad y que tampoco reflejan la diferenciación de los cuerpos. Así, se puede hablar de que existe una homogeneización del espacio escolar y de los cuerpos que se educan en este, priorizando la quietud y el silencio como condiciones de obediencia y vigilancia desde la niñez.

Los cuerpos están encerrados en edificios, aulas y bancos o sillas, a través del disciplinamiento de rutinas, horarios, jerarquías, uniformes, sanciones y calificaciones. Asimismo, se determinan las identidades sexuales y de género, dictando los modos correctos de ser hombre y mujer, ya que otras identidades, fuera de este binario, son discriminadas u omitidas.

Si «el cuerpo es el centro de toda actividad existencial, el sujeto de la percepción y generador, a su vez, de prácticas que inciden en las estructuras sociales», (Aguilar Ros, 2009, p. 1) entonces, ¿qué hacer para recuperar el cuerpo y el placer en el espacio escolar? Situar a los cuerpos en el centro del proceso educativo y atravesarlos en todos sus ejes: Educar desde, con, a través, para y por los cuerpos. 

Educar desde el cuerpo

Quien educa, también es cuerpo y ese cuerpo también ha sido vigilado e indiferenciado. Por mandato o norma, les docentes deben asumir una postura neutral frente a todo acontecer político y parecer que solo entran al aula a cumplir su rol de transmisores de conocimiento o, en los mejores casos, guías del aprendizaje. ¿Y si le docente se siente mal por enfermedad o tristeza? ¿Si está menstruando? ¿Si también siente encierro en la sala de clases? ¿Si quiere acercarse afectivamente a sus estudiantes porque siente preocupación por elles? Les educadores se encuentran escondides como personas detrás de su escritorio, de sus libros, sus evaluaciones, su uniforme, sus planificaciones… Detrás de ello existen cuerpos, cuerpos que perciben, desean, se incomodan y disfrutan y que están en constante interacción con los cuerpos de les estudiantes. 

La profesora bell hooks (2016) describe su propia experiencia como docente universitaria y los procesos transformadores que vivieron, tanto ella como sus estudiantes, a través del entrar en el aula entera, haciendo referencia a su cuerpo como un todo. La educación transformadora parte por fundar desde el pensamiento crítico en la escuela, los modos de actuar en la vida y esa vivencia se experimenta al movilizar al eros. Esta fuerza es entendida como la que impulsa la vida y la transformación de las conciencias, la que acerca a nuestres estudiantes como personas, con un “conocimiento que les permita conocerse mejor a sí mismas y vivir más plenamente” (hooks, 2016, p. 6). Si queremos eso para elles, debemos  “en alguna medidaconfiar en la presencia de lo erótico en el aula como un aporte al proceso de aprendizaje” (p. 7). 

bell hooks (2016) rescata la idea de la pasión por enseñar como la puesta en escena -la sala de clases- de nuestra corporalidad. Al ponernos por entero con nuestras pasiones, “el aula se vuelve un lugar dinámico donde se producen transformaciones concretas de las relaciones sociales y donde desaparece la falsa dicotomía entre el mundo externo y el mundo interno de la academia” (p. 7).

Educar(nos) con los cuerpos

La educación sucede entre cuerpos y con los cuerpos, es decir, con nuestres estudiantes, con sus singularidades y peculiaridades. Por ello, es necesario que en los procesos educativos se reconozca el entramado de existencias corporales situadas en un contexto particular y, a la vez, se gesten puntos de encuentro. Para atender al placer y la realización de todes y cada une, necesitamos una constante apertura a problematizar la normalización y así, al despliegue particular de cada aprendizaje en cada estudiante. La educación requiere la consideración de que es para la diversidad y de que no existe un solo modo de ser correcto.

La educación sería una forma de resistencia ante la normalización de las corporalidades, que cuestiona las identidades impuestas y la necesidad constante de definirlas (flores, 2019). La educación, invariablemente vinculada a la educación sexual, debe ser un espacio para todos los cuerpos, para que nadie se quede fuera, en especial quienes históricamente lo han estado.

Educar a través de los cuerpos

Muchas veces se habla de los cuerpos, pero no se educa a través de ellos. El cuerpo queda estático porque es separado de la mente, que es la protagonista del aprendizaje. Queda tenso, porque se reprime el deseo de moverse y por esto se encuentra en una constante disputa. ¿Qué pasaría si permitimos que el cuerpo se exprese? ¿Existirían incluso, las aulas? ¿O el espacio de aprendizaje requeriría que derrumbáramos paredes? Cómo sea, el poner el cuerpo en movimiento podría ser el motor placentero para promover y motivar hacia el conocimiento. Para reencantar la educación, necesitamos producir experiencias de aprendizaje y estas son procesos corporales (Méndez, 2012). 

“Resignificar el cuerpo y ciertas partes del mismo, las emociones y sensaciones, los usos del cuerpo en el espacio y en el tiempo, el cuidado del cuerpo, la sexualidad, el deseo, el placer y los contactos corporales” (Scharagrodsky, 2007, p. 15). Como hacía alusión Loris Malaguzzi a los cien lenguajes, desde la niñez tenemos infinitas formas de comunicarnos. Son múltiples las posibilidades de expresión de los cuerpos y estos reclaman los espacios para poder existir y así, desplegar sus procesos de aprendizaje.

Educar para los cuerpos

Educación Sexual Integral, para el placer y el cuidado de los cuerpos. Una que promueva el auto-conocimiento de aquello que ha sido negado, de aquello que ha sido ocultado y mitificado: los cuerpos diversos y los cuerpos hegemónicos, la belleza como constructo social, la heterocisnorma, la sexualidad moralizada, interseccionalidades… No como un listado de contenidos, sino como algunos ejes que abran las posibilidades de existencias en las áreas de clases. 

En ese sentido, Deborah Britzman (2016) recuerda que para que el aprendizaje sea significativo, debe existir el espacio para la exploración de las nuevas ideas. Asimismo, los cuerpos y la forma en que ejercen sus sexualidades estarán en constante movimiento. Para atender a ese movimiento y desafiar la imaginación de otras posibilidades, ella propone un modelo menos prescriptivo que ofrezca recursos como películas, libros, arte, para generar discusiones y desafiar la imaginación. Un proceso movido por el eros y las pasiones, como también decía bell hooks (2016), y que permita que las formas conocidas de vivir la sexualidad sean cuestionadas. 

Es lo que las creadoras del proyecto educativo @repensarlaesi llaman Pedagogías del Placer:

“Es fundamental para que las adolescencias puedan expresarse y contar en primera persona qué les pasa, qué sienten en relación a sus cuerpes, a sus sexualidades, cómo la viven, qué inquietudes tienen (…). Hablamos de una pedagogía que se parece a la educación popular, dialógica, que tiene que ver con escuchar para responder y no responder preguntas que ningún pibe hace” (Faure, 2021).

Educar por los cuerpos

Este último apartado es un grito, es un posicionamiento, porque el conocimiento es siempre político y la educación también. Es un llamado a educar por los cuerpos, por aquellos suprimidos y reprimidos (que probablemente, han sido los de todes). Es llamar la atención sobre el cuerpo para liberarnos del “legado de represión y de negación que hemos recibido” (bell hooks, 2016, p. 3) y es un gemido desde una posición prosexo, como dice val flores (2019, p. 5):

“Promover la creatividad sexual y erótica, manteniendo un horizonte abierto de posibilidades y deseabilidades que amplíe y multiplique los imaginarios disponibles y los repertorios de sus prácticas eróticas desde una concepción benigna del sexo y de su variabilidad inaudita, oponiéndose a la falsa ecuación de que el sexo siempre es equivalente a violencia, una concepción que atemoriza y des-empodera”. 

Para evitar lo que se hacía y aún se hace con los cuerpos en el aula, es necesario clamar, por fin, su existencia. 

*Referencias bibliográficas

  • Definición de “erótica”: Diccionario Oxford Languages
  • Aguilar Ros, A., (2009). Cuerpo, memoria y experiencia La peregrinación a Talpa desde San Agustín, Jalisco. Desacatos. Revista de Ciencias Sociales, (30), 29-42.
  • Britzman, D. (2016). Curiosidad, sexualidad, curriculum. En Pedagogías Transgresoras (pp. 66-98). Bocavulvaria Ediciones.
  • Faure, N. (2021). Pedagogías del Placer. Feminacida. https://feminacida.com.ar/pedagogias-del-placer/ 
  • flores, v. (2019). El derecho al gemido. Notas para pensar la ESI desde una posición prosexo. Mora (Buenos Aires), 25(1), 1-3. 
  • Foucault, M. (1999). Ética, estética y hermenéutica. Madrid: Paidós.
  • hooks, b. (2016). Eros, erotismo y proceso pedagógico. En Pedagogías Transgresoras (pp. 66-98). Bocavulvaria Ediciones. 
  • Lopes Louro, G. (2000). Pedagogias da sexualidade. En G. Lopes Louro (Ed.), O Corpo Educado (pp. 7-34). Autêntica. 
  • Scharagrodsky, P (2007). El cuerpo en la escuela. Buenos Aires: Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. (Explora, las ciencias en el mundo contemporáneo. Pedagogía). En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/libros/pm.869/pm.869.pdf
Escrito por
Belén Beatriz Cabrera Soto

🇨🇱 Profesora y sexóloga apasionada por investigar y educar en torno a las sexualidades. Lleva más de diez años trabajando en educación formal e informal con niñes y adolescentes. Estudió Pedagogía, un Máster en Sexología y Género y actualmente cursa un Magíster en Estudios de Género y Cultura.

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