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El propio placer más allá de la punta

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Arte: 🇲🇽 Brenda Gutiérrez M. @neloa.caos

¿Cómo se masturba en promedio un varón? Después de ver varios clips en X videos y preguntar a mis amigos del sexo masculino, llegue a la conclusión de que existe un patrón: Meter su mano en su ropa interior, rodear su miembro con ella, subirla de arriba a abajo, a veces jugar con mover el pulgar en la punta, y, para terminar, siempre se repite el mismo movimiento: arriba-abajo.

Debido a la cultura falocentrista, muchas personas piensan que el orgasmo solo se puede dar a través de la estimulación del pene, hasta llegar a la eyaculación, cuando, en realidad, no necesitan expulsar semen para llegar al clímax, ya que son procesos distintos.

“El orgasmo es la respuesta sexual de un proceso del sistema nervioso central que estimula tanto el tálamo como el hipotálamo, y que va en búsqueda del placer máximo. La eyaculación, por su lado, es la expulsión del semen, que es también respuesta de un proceso de excitación y de deseo, pero tiene una finalidad reproductiva. Son dos fenómenos independientes que suelen suceder casi siempre al mismo tiempo, pero son distintos”, señala Christian Martínez, sexólogo peruano, especializado en nuevas masculinidades.

Sé que suena un poco complicado quitarnos la idea tradicional de que el orgasmo solo se puede obtener con la estimulación directa a los genitales, para empezar a pensar que el clímax en realidad se está dando en el cerebro. En otras palabras: dejen de masturbar su cabeza de abajo y estimulen la de arriba. 

“Podemos activar nuestro placer sexual mediante la sensibilidad en la piel; lograr esa contracción en los pezones o en las tetillas… Todo ello va a hacer que podamos disfrutar más, pero, como crecimos creyendo que solamente el pene es lo que nos hace masculinos, tenemos una visión y exploración muy limitada de nuestra sexualidad”, comenta el especialista. 

“He descubierto con mis parejas cómo tocarme, la zona del perineo, los testículos o el cuello. Se siente también rico estimular esas zonas”, dice Juan Piero, de 27 años.

“Con mi última pareja me gusta tocarme el cuello, la pierna, los muslos, a veces, la parte de la clavícula. Con ella la confianza está muy elevada y eso nos permite atrevernos a descubrir ciertas cosas u otros rincones, por ejemplo, la oreja también; he descubierto que me provoca mucho placer”, comenta Alejandro, de 25 años. 

Y es que, tanto las personas del sexo masculino como del femenino, son capaces de sentir placer en cada parte de su piel. El promedio de mujeres se masturba al año 70 veces, mientras que los hombres lo hacen 166 veces, de acuerdo a la encuesta mundial (2023), de la industria del bienestar sexual Womanizer.

Sin embargo, es interesante cómo, aun cuando los hombres destacan en la frecuencia de masturbarse, lo realizan sin explorar otras numerosas opciones de darse placer, en vez de centrarse solo en su pene. Incluso, según datos directos de Foreplay -la tienda de juguetes sexuales más conocida en Perú- , su público actual se conforma en 60% mujeres, que suelen comprar vibradores o rabbits, y el 40% hombres, quienes compran más productos para parejas, que para ellos mismos. 

Pero, no todos los hombres han caído en esta monotonía de solo estimular su pene. La mayoría de hombres gay han roto el miedo de probar la satisfacción por la zona anal, pues ahí se encuentra la glándula prostática, alias “punto P”, es decir, “la zona de mayor placer para el hombre”¹. 

“En lado heterosexual hay gente que alucina que hay un botón ahí adentro (en el ano) que te vuelve gay. Entonces, si tú experimentas con tu ano, vas a apretar el botón y automáticamente vas a querer pene”, dice el sexólogo LGTB, Rob Gamio

No; la estimulación del punto P no te hace gay. Si bien a esta práctica, se le vincula con las relaciones homosexuales, no es exclusiva para ellos; el que sean quienes hayan perdido el prejuicio hacia esta opción de placer, es otra cosa. 

“Hay una frase de Dan Savage² que dice que, los hombres homosexuales tenemos esta facilidad de comunicación a la hora de tener sexo, porque una vez que tú vas a los 15 años donde tu madre católica, a decirle que te metes pene a la boca, ya puedes decir lo que te dé la gana”, agrega Gamio. 

Y esa, quizá, es la razón por la que considero que el sexo entre las personas homosexuales se pone un paso delante de las relaciones hetero: Cuando aceptaron su orientación, eliminaron el filtro de la normalidad que les impuso la sociedad heteronormativa y, con ello, los prejuicios que tenían para expresar lo que querían en la cama.

Ahora, no es tarea sencilla eliminar ese filtro. Gracias al feminismo, poco a poco más mujeres empiezan a descubrir que el clítoris es la zona directa de placer, pero, en el caso de los hombres, no hay un movimiento que les diga “amigo, tócate el ano”. Entonces, ¿qué se puede hacer para cambiar la forma falocentrista de sentir placer?

Experimentar más. Lo principal es que no le tengas miedo a experimentar otra formas de sentir placer. Que no tengas miedo a conectarte con otras partes de tu cuerpo y poder vivir una sexualidad que no esté condicionada solamente a los genitales. Toda la piel de por sí, es erógena y no todo está en la capacidad de lograr una erección. Recuerden que un verdadero amante no tiene miedo de fallar porque sabe que no solamente es un pene”, dice Christian Martínez. 

Así es, amigo. No solo eres un pene y el coito no es tu mayor arma. Deja que tu mente se libere y exprese lo que quiere por todo tu cuerpo: aprende que hay placer más allá de la punta.

*Referencias:

1. No hay una zona de mayor placer, ya que cada persona posee un mapa de zonas erógenas diferente.

2. Dan Savage es un escritor estadounidense LGBTIQ+

Escrito por
Lucía Isabel Castro Urbizagastegui

🇵🇪 Periodista de sexualidad y género. Creadora del blog "La destapada limeña". Educadora sexual en proceso. Finalista de los Premios IDEA 2023.

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