ColaboracionesErotismo

Mi primer juguete sexual

Crónica de la búsqueda del propio placer

Mi primer juguete sexual - Ilustración Varenka Alejandra Bolio
Arte: 🇲🇽 Varenka Alejandra Bolio

La mano es el método de autosatisfacción sexual favorito de las personas del sexo masculino y femenino, con un 85% y 50% de preferencia respectivamente, según una encuesta de Lovehoney Group

Usar la mano es muy sencillo, sobre todo cuando sabemos cuál es la técnica exacta para llegar al orgasmo, por lo que encontrar el perfecto movimiento es una experiencia retadora y sexualmente satisfactoria. Sin embargo, ¿qué sucede cuando ya no es suficiente?”

Lucía Castro Urbizagastegui

La monotonía en la masturbación existe y muy pocas personas nos atrevemos a salir de ella. Para comprobarlo, pregunté en un chat de Whatsapp de mi grupo de amigas sobre las técnicas que usaban al momento de masturbarse.

–¿Qué técnicas usan?

–La mano 

–¿Conocen la técnica del chorro de agua? 

–No – respondieron todas.

–¿Almohada? ¿Esquina de la cama?

–No 

–¿La del talón?

–¿Se puede con el talón? – preguntaron un par de ellas.

Sí, se puede con el talón y no es necesario ser una acróbata para lograrlo. Todas estas técnicas mencionadas las he aprendido y probado durante toda mi vida masturbatoria. 

Mi curiosidad me ha llevado hasta andar en los mercados, midiendo el largo y grosor de un pepino para ver si alcanzaban dentro de mi cavidad vaginal. 

Pero meterte y usar objetos caseros tampoco es una idea genial. Además de que podemos causarnos daño o tener alguna infección, estos objetos también quedan “insuficientes”, pero, gracias a la tecnología y su diversidad de productos, tenemos los juguetes sexuales. 

Durante la primera ola de la pandemia del COVID-19 la venta de juguetes sexuales se incrementó. La dueña de “Foreplay”, una de las tiendas más reconocidas sobre juguetes sexuales en Perú, declaró para el diario La República que sus ventas diarias se habían incrementado en un 25% en el transcurso de un par de meses, y el juguete sexual Satisfyer Pro 2 fue el protagonista de la época. 

Cuando escuché que este juguete en forma de limpiador facial, con once niveles de succión, prometía llevarme al orgasmo en un minuto, no dudé en buscarlo en Google inmediatamente. Lastimosamente, mis orgasmos supremos no tienen acceso (aún) a este “juguete de los dioses”, puesto que mis bolsillos de universitaria con inestabilidad económica, no se lo pudieron permitir. A pesar de ello, el catálogo de “Foreplay” en cyberdays me permitió ingresar al mundo de los juguetes sexuales. 

En la página final de un catálogo de doce hojas, encontré una bala vibradora a pilas que costaba cincuenta soles (13 USD). Era el producto más barato de toda la tienda y se veía como un buen amigo para iniciar. Su nombre es Magic X10, es de color púrpura y apenas tiene 9 cm de alto y 1.8 cm de grosor. Discreto para perderse en mi cajón de la mesa de noche y no ser descubierto por mi madre, pero lo mejor de todo es que es muy útil. 

El primer vibrador no fue inventado para nuestro placer sexual, sino para curar la “histeria femenina”. Una enfermedad creada por los hombres para excusar el deseo y la insatisfacción sexual de las mujeres, que se “curaba” mediante la “obtención del paroxismo uterino”, es decir, un orgasmo. En el siglo XIX, las mujeres teníamos que recurrir a los médicos para llegar al clímax, ya que nuestra sexualidad era encerrada en la alcoba conyugal, cuyo único objetivo moralmente aceptado era la reproducción.

Los médicos pasaban hasta una hora con las pacientes para lograr la tan esperada cima. Joshep Mortimer Granville, médico e inventor británico, creó en la década de 1880 el primer vibrador eléctrico en forma fálica que lograba ayudar a las pacientes en menos de 10 minutos. 

Ahora, después de poco más de dos siglos, las mujeres vamos a las sex shops1 y no a los doctores, para obtener aparatos orgásmicos. Según Google Maps, en Lima Metropolitana hay alrededor de 50 tiendas, y aunque aún se muestran un poco invisibles en Lima, cada vez son más accesibles en lugares como centros comerciales y avenidas.

Mishell, vendedora panameña de la sex shop “Pretty Love”, tiene un año vendiendo juguetes sexuales. Su atención a los clientes se centra en encontrar la necesidad de cada uno -“Siempre les pregunto qué es lo que necesitan porque cada juguete tiene una función para la necesidad de cada persona”. 

Ella dice que la sexualidad es algo que uno va explorando y con los juguetes es igual. 

–¿Con cuál juguete recomiendas empezar? – pregunté

–Con una bala vibradora siempre – la escuché con alivio al saber que mi primera compra había sido la correcta.

–¿Y luego?

–Puedes ir explorando con dildo2 vibradores, pero jamás, jamás te vayas de frente con uno de estos – lo dice mientras señala el juguete más grande y funcional que había visto en mi vida.

Su nombre es “Dylan”. Tan solo de verlo, me calenté e imaginé los orgasmos que tendría si usara ese maravilloso aparato que me traía la tecnología. Era un dildo con doble estimulación (vagina y clítoris), que al penetrar gira sobre su propio eje y tiene unas pequeñas bolitas que también giraban dentro del juguete. Ningún pene humano sería capaz de igualarlo. 

–Este juguete lo puedes comprar cuando ya hayas probado de todo. Tú sabes que el cuerpo se acostumbra – dice Mishell mientras tiene a Dylan moviéndose en su mano.

–Claro. Por ejemplo, a mí la bala ya me quedó chica – me atrevo a afirmar.

–Ves. Si pruebas este después de una bala, te vas a saltar todo el crecimiento de tus orgasmos. Vas a querer más y hasta ahora, es el juguete más intenso que tenemos.

–¿Y cuánto cuesta? – pregunté.

–Cuatrocientos setenta y cinco soles (123.50 USD). En ese momento se me apagó toda la calentura y solo pensaba que la felicidad sí la compra el dinero. Luego de tomarle una foto al dildogirante, prometí que mi yo de veinticinco años, con un trabajo estable, se lo regalaría. Quizá para ese entonces haya algo mejor que Dylan.

*Referencias:

Establecimiento en el que se venden revistas, libros, películas u objetos relacionados con el erotismo, la pornografía o la excitación sexual, Oxford Languages.

La palabra dildo es de origen anglosajón y es el nombre de un objeto semejante a un pene erecto, utilizado como estimulador sexual. 

Escrito por
Lucía Isabel Castro Urbizagastegui

🇵🇪 Periodista de sexualidad y género. Creadora del blog "La destapada limeña". Educadora sexual en proceso. Finalista de los Premios IDEA 2023.

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