Las nuevas investigaciones le están dando la vuelta a las creencias dominantes sobre el comportamiento sexual animal (y humano). Recientemente la revista de difusión científica Proceedings of the Royal Society B1 ha publicado un estudio, liderado por cuatro mujeres, que reporta la presencia de clítoris funcionales en serpientes hembras.
Previo a esta investigación, se creía que esas estructuras eran glándulas no desarrolladas o se les confundía con hemipenes (como se les conoce a los órganos sexuales de los reptiles machos). Este es uno de varios estudios producido por la nueva generación de científicas, que revela nuestro desconocimiento de la anatomía y la conducta sexual femenina de todas las especies.
La bióloga colombiana Patricia Brennan2, una de las pioneras en estudiar la sexualidad de las hembras, revela la complicada anatomía de las vaginas de las patas. Hasta entonces era bien conocido por los ornitólogos la extraña forma de los penes de los patos; las claves para entender la razón están en la conducta sexual de la especie.
En los patos, los machos que no tienen pareja suelen forzar violentamente el encuentro sexual, lo que causa un enorme sufrimiento en la hembra y, en ocasiones, hasta su muerte. En respuesta a esta agresión, las hembras desarrollaron una vagina similar a un laberinto para prevenir que estos machos las fertilicen. Es una forma en la que ellas retoman el control sobre su reproducción, ya que al contraer el canal vaginal expulsan el semen impidiéndole el acceso a los óvulos. Esta adaptación, contraria a la teoría planteada por el naturalista Charles Darwin, que dice que las hembras son indefensas a las agresiones de los machos, reescribe la historia pues confirma su capacidad de ser autónomas en la selección de la paternidad de su descendencia.
La reciente investigación publicada en enero de 20223, expone el efecto que aquella teoría ha tenido en la investigación científica y cómo ha creado limitaciones para conocer las causas y efectos de la conducta sexual. Hasta hace muy poco tiempo se consideraba que el único fin del sexo era la reproducción, sin embargo, estudios de hace más de diez años4 exponen cómo la interacción sexual, en algunas especies, cumple una función social que fortalece el funcionamiento como comunidad.
Cacilda Jethá y Christopher Ryan, en su libro “En el Principio era el Sexo”5, describen cómo los bonobos -una especie de primates similar a la humana-, usan el sexo para resolver conflictos y crear lazos sociales que llevan a índices de violencia más bajos, comparados a los registrados en otras especies de primates.
Históricamente, las investigaciones sobre el comportamiento sexual se habían centrado en documentar y entender la anatomía masculina y, con ello, ‘se han focalizado en estudiar la llave sin mirar el cerrojo‘, como explica Brennan en su investigación. Gracias a ella, hoy entendemos que han sido los penes de los machos los que han tenido que adaptarse a las vaginas de las hembras, y no al revés.”
Natalia Restrepo Bueno
Ahora que se ha abierto el interés por entender mejor el cuerpo de las hembras, se ha observado que las hienas, ratas, delfines y algunos primates, también cuentan con clítoris funcionales. Es posible que no solo se limite a estas especies y que la mayoría de las hembras lo tengan. La respuesta está en el proceso de formación de los embriones, ya que muchos animales (incluidos los humanos) poseen un tubérculo genital que es idéntico antes del proceso de diferenciación sexual.
En el caso de los machos esta estructura forma el glande, el cuerpo cavernoso y los testículos; en el de las hembras forma el clítoris, el canal vaginal y los ovarios.
Así como en el mundo animal, nuestro conocimiento sobre la sexualidad humana estará incompleto si no entendemos el aún inexplorado mundo de la sexualidad femenina.
La nueva generación de investigadores, lideradas por mujeres y personas que han hecho parte de comunidades tradicionalmente oprimidas, están abriendo un horizonte de exploración que nos invita a recorrer caminos poco transitados. Sus aportes permiten crear teorías que explican, desde una mirada más amplia y comprensiva, características como las variaciones de género y orientaciones sexuales, que aún se castigan o se consideran como enfermedad o anomalía en muchas partes del mundo. Todavía estamos replanteando la moralidad que nos ha impedido entender los alcances de la sexualidad en múltiples áreas y ámbitos, más allá de la genitalidad y su función reproductiva.
Las personas somos criaturas curiosas: investigamos aquello que nos interesa, por lo tanto, si la comunidad científica impulsa y destina fondos para los proyectos con la diversidad de intereses que tiene la nueva generación de investigadores, la humanidad conocerá ángulos y facetas fundamentales para entender la experiencia de estar vivas.
*Referencias:
1 Folwell MJ, Sanders KL,Brennan PLR, Crowe-Riddell JM. (2022) First Evidence of Hemiclitores in Snakes. The Royal Society.
2 Salas, J. ( 2022) Many scientists have studied penises, but there is an incredible gap in our understanding of vaginas’. El país.
3 Rosenthal, G., Ryan, M. (2022) Sexual selection and the ascent of women: Mate choice research since Darwin. Science Magazine.
4 Clay, Z., Zuberbühler, K. (2012). Communication during sex among female bonobos: effects of dominance, solicitation and audience. Scientific reports.
5Ryan, C., Jethá, C. (2010) En el principio era el Sexo. Harper.
