Por Samara Flores
Hablar de sexualidad plena es hablar de empoderamiento, pero ¿qué refiere a una mujer empoderada?
El Empoderamiento Femenino es reconocerse, aceptar y desarrollar el poder interno que cada una posee a partir de las capacidades y características tan diversas que nos hacen ser nosotras. Dicho autoconocimiento, genera confianza y fortaleza que promueve la emancipación en lo individual y lo colectivo.
Cuando la mujer atiende las necesidades que le conciernen -en este caso sexuales-, estamos hablando de ese empoderamiento, de autonomía y de la capacidad para elegir qué es lo que quieres, lo que te gusta y lo que deseas para ti.
Pensar en la sexualidad femenina por años se redujo a la reproductividad y la cosificación para la satisfacción masculina, sin embargo, a pesar de que a lo largo de la historia la mujer ha estado presente como objeto de placer para otros, se ha invisibilizado el deseo y la capacidad de sentir, de gozar y sobre todo de decidir las prácticas sexuales que le convengan o prefieran practicar (o no).
En la actualidad, gran parte de la población femenina a nivel mundial limita sus prácticas eróticas a al acto coital, desconocen el poder de diferentes terminaciones corporales como el clítoris, nunca se han masturbado o ni siquiera han experimentado un orgasmo. El tema aquí es la percepción que se genera a partir de la educación, pues se normaliza la satanización que se tiene culturalmente ante estos temas y se cree que todo está bien, que la educación que han recibido ha sido buena o que esa forma de relacionarse erótica y afectivamente donde la otra persona decide es la única y la correcta.
Vivir tu sexualidad plenamente es todo un reto, ya que implica desterrar esas construcciones sociales que han dirigido nuestro comportamiento por tanto tiempo, sin embargo, no es imposible. Cuestionar y verbalizar qué te gusta, cómo te gusta y de qué forma es una tarea necesaria para lograr el empoderamiento sexual y conocer tus necesidades.
¡Atrévete a conocerte!, ¡atrévete a decidir!
