El Tantra acepta el cuerpo como sagrado, el deseo como puente de trascendencia y el sexo como fuente de placer, meditación y éxtasis espiritual. Etimológicamente, Tantra significa tejido para la expansión de la consciencia.
En el sendero budista, la relación sexual es imaginaria, se enfatiza en la meditación. En el Tantra hindú, sí se practica el acto sexual, más todas las demás prácticas energéticas.
En las técnicas del Tantra se usa el sexo como ritual (maithuna) para que la energía psico-espiritual (kundalini) se despierte en la zona sacro-sexual y ascienda por el conducto de la columna astral (sushumna) hacia lo alto de la cabeza, el chakra de la coronilla (sahasrara) provocando la iluminación.
Se practica paso a paso, purificando el cuerpo, tornándolo flexible y fuerte, alimentándose de energía (prana) a través de ejercicios respiratorios (pranayamas), posturas físicas (asanas) y danzas; así es como limpiamos los meridianos del cuerpo energético (nadis), purificando las emociones y pensamientos.
En el Tantra, el sexo es considerado un arte, una ciencia, un acceso a niveles profundos de conciencia porque el sexo tiende a abrir todos los chacras y a estimular poderosamente el flujo de energía. ¿A qué ser humano no le gusta el placer del sexo? Entonces, ¿porqué reprimirlo? ¿ porqué dejarse dominar o poseer? Aquí se trata de compartir energía, sin que la mente con su falsa moral, condiciones, creencias equivocadas, interfieran para que la energía fluya sin culpa ni ideas de pecado.
El Tantra aconseja como muy importante la no eyaculación en el hombre. No usa el sexo como una descarga genital sino como intercambio de las energías femeninas Shakti y masculinas Shiva para sentirse uno solo y uno mismo. No hace falta llevar prisas ni correr para consumar el deseo y el acto sexual. Si el acto sexual no tiene prisas, éste se convierte en una experiencia espiritual; la energía viaja desde la zona genital a todo el cuerpo, evitando la presión por eyacular y así se puede acceder a estados orgásmicos expandidos.
Cualquiera que practique sexo, puede comenzar a practicar Tantra, o en otras palabras, la ascensión mutua. Cualquiera que haya experimentado placer puede transformar el conocimiento sexual más allá del mero disfrute sensual hacia la sabiduría de la revelación espiritual.
Hacer sexo es compartir placer, y este placer se transmite tanto corporalmente como psíquicamente a nuestro compañer@ y viceversa. Por lo tanto, la persona observadora se dará cuenta de que el placer en el sexo se incrementa o decrece depende de los pensamientos que se esté teniendo en ese momento. Cada persona debe estar preparada para liberarse del dolor, miedo y el sentimiento de pecado, durante esta práctica. Y transmutar estas emociones destructivas, en amor, claridad y éxtasis. Enfocándose en lo espiritual, servimos a una causa más elevada que al mero propósito de la satisfacción personal.
El sexo es tomado como meditación. El sexo permite que te unas nuevamente con tu pareja en un estado de conciencia de unidad con todo. El círculo tántrico disuelve los egos en un mar de conciencia. El placer recíproco se convierte en el motor que alimenta el fuego de la pasión.