ColaboracionesEducación sexual integral

Educación sexual para salvarnos desde la infancia

Educación Sexual para salvarnos desde la infancia - Ilustración por Summi Hou
Arte: 🇲🇽 @sumihou.co

Es un día soleado y, mientras disfrutas de la piscina, notas una situación sospechosa en la que una niña corre riesgo de ahogarse. La reacción natural e inmediata es intentar salvarla de cualquier manera: tirando un flotador salvavidas, buceando para rescatarla o incluso gritando para que alguien la ayude. Lo importante es que hagas algo, actuando con urgencia y de la forma más eficaz. 

Ante este escenario, todas las personas podemos coincidir en que una simple acción preventiva evitaría que esta niña corriera riesgos: si la hubieran enseñado a nadar antes de exponerse al peligro por primera vez, habría sabido actuar con tranquilidad y seguridad, salvándose a sí misma. Durante la infancia somos vulnerables y, en la mayoría de los casos, no tenemos idea de que nos encontramos en una situación peligrosa. Por lo tanto, es necesario recibir información y educación al respecto.

Cuando tomamos este ejemplo y hacemos un paralelo con el tema de la violencia sexual contra infantes y adolescentes, queda clara la importancia de las acciones preventivas y urgentes. Si en la infancia conocen su propio cuerpo y saben distinguir cuando su privacidad ha sido violada, tienen más probabilidades de pedir ayuda antes de sufrir una agresión sexual y de denunciar el abuso a una persona adulta de confianza.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ​​señala que el 80% de la violencia sexual en América Latina se comete contra niñas de 10 a 14 años, repitiéndose en el 90% de los casos. Cuestiones relacionadas con el género, el abuso y la orientación sexual están fuertemente relacionadas con el suicidio en la adolescencia. Entre los 25 países con más episodios de feminicidio y bullying en el mundo, 14 y 10, respectivamente, se encuentran en Latinoamérica. Esta región es la segunda en mayor número de casos de embarazo en adolescentes entre 15 y 19 años.

El acceso universal a la educación sexual es un elemento necesario para reducir los casos de violencia, retrasar el inicio de la vida sexual, prevenir las infecciones de transmisión sexual (ITS) y disminuir los episodios del embarazo adolescente.”

UNESCO – Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad

Junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), lanzó una guía para transformar cada escuela en promotora de salud, en la que aboga por una educación sexual integral y de calidad para promover la salud y el bienestar, el respeto por los derechos humanos y la igualdad de género, así como empoderar desde la niñez en edad escolar hasta la juventud, para que lleven vidas saludables y seguras. Según la publicación, medidas simples pueden traer resultados y cambios significativos, especialmente en las regiones más vulnerables. Aconseja que las instituciones de educación básica incluyan discusiones como la prevención del acoso escolar, la menstruación, las cuestiones de género y la salud reproductiva en sus planes de estudio. 

El documento revela que dos de cada tres niñas informaron no tener idea de lo que les estaba pasando cuando comenzaron a menstruar. Además, expone que las complicaciones en el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre las niñas de 15 a 19 años. Por esto, la educación sexual integral también ayudaría a salvar vidas, evitar problemas de salud sexual y reproductiva; abordar la deserción escolar, sobre todo, de las niñas debido al matrimonio infantil y el embarazo precoz; así como ayudar a quienes son jóvenes, a ser más responsables en sus actitudes y comportamientos.

Según el documento, hay evidencias de que este tipo de educación no aumenta la actividad sexual, los comportamientos de riesgo, ni las tasas de infección por VIH u otras ITS. También señala que los programas de abstinencia no previenen la iniciación sexual temprana, ni reducen la frecuencia de las relaciones sexuales y el número de parejas entre los jóvenes.

Se cree que el número real de infantes y jóvenes víctimas de violencia sexual podría ser mucho mayor, ya que los datos se basan únicamente en las denuncias presentadas ante las autoridades. La realidad es que quienes sobreviven enfrentan barreras importantes cuando denuncian el abuso, ya que quienes abusan suelen ser familiares o personas conocidas.

Si consideramos la realidad de que el 75% de este tipo de violencia ocurre dentro de la propia familia, es más fácil comprender la importancia de la escuela en la acción directa para combatirla y prevenirla. La violencia intrafamiliar suele ser silenciada, y por eso es necesario sacarla de la invisibilidad y llevarla a las discusiones en las escuelas, de manera responsable y acogedora.

Importancia de las Escuelas como Espacios de Protección

Muchas víctimas no reconocen que están implicadas en una violencia hasta que tienen acceso a la educación y al espacio para discutir estos temas. En general, hay docentes que perciben comportamientos diferentes en sus estudiantes, además, las propias víctimas suelen buscar a sus educadores para denunciar situaciones de acoso.

Las escuelas son fundamentales para impartir educación sexual y también para descubrir casos de violencia contra infantes y adolescentes. La orientación adecuada a la edad, puede contribuir a la prevención de la violencia y la discriminación de género, al garantizar que como parte de sus estudios entiendan y pidan ayuda antes de sufrir una agresión sexual.

El tema, sin embargo, sigue siendo controvertido. En algunas escuelas, madres y padres desinformados demuestran resistencia, pensando que la educación sexual erotiza, favorece la iniciación sexual temprana y quita la inocencia. Así, prohíben la información sobre género y sexualidad y, en muchos casos, persiguen a quienes tratan el tema. Sin embargo, la realidad demuestra que la falta de contenidos dirigidos a la educación sexual integral, es decir, al conocimiento, cuidado, protección y desarrollo de nuestro propio cuerpo, es una puerta de entrada para las personas abusadoras.

La educación sexual tiene efectos concretos en la prevención y el combate al abuso. La OMS difundió una investigación en la que se evaluaron más de mil informes de programas de orientación sexual en todo el mundo, y la conclusión fue que la información y capacitación en materia sexual no conducen a relaciones sexuales tempranas, incluso, en algunos casos, pueden posponerlas.

Educación Sexual para salvar la infancia

Urge la promoción de espacios que favorezcan el desarrollo de nociones sobre la sexualidad desde la educación infantil. Si no hay lugar para hablar de ella, si no se nombra la violencia, se producirán graves daños en la salud física y mental en la niñez y juventud.

La prevención debe ocurrir en muchas dimensiones. El acceso a la información sobre autoprotección, sexualidad, consentimiento y herramientas para buscar ayuda no puede depender únicamente de las familias, ya que la mayoría de los casos de violencia sexual ocurren en el hogar. Por lo tanto, las escuelas son muy importantes como espacios educativos. 

Aunque no sepamos todo, en muchos casos basta con estar disponible para conversar, ir en busca del conocimiento y evitar una actitud negativa de reproche ante las dudas y preguntas. Por ello, la orientación sobre la transición de la niñez a la adultez, los desafíos físicos, sociales y emocionales, los problemas de salud sexual y reproductiva, el embarazo temprano, el acceso a métodos anticonceptivos, la violencia de género, las infecciones de transmisión sexual (ITS) y el apoyo para enfrentar los casos, cada vez más comunes, de acoso cibernético, deben ser una prioridad.

Con internet es posible tener acceso a muchos materiales de calidad, pero es importante monitorear y educar desde la infancia y la adolescencia para un uso positivo. El acceso accidental o intencional a la pornografía está ocurriendo a una edad cada vez más temprana, donde se enseña una actuación sexual agresiva, distorsionada, con expectativas poco realistas y sumisión por parte de las mujeres.

Como sociedad necesitamos responsabilizarnos, arrojar luz sobre el problema, debatir y enfrentar este grave tipo de violencia, que puede dejar marcas para el resto de la vida. El psicoanálisis afirma que todo ser humano, cualquiera que sea su sufrimiento, siente la imperiosa necesidad de comunicarse. Ante esto, estemos dispuestos a escuchar lo que la niñez y adolescencia tienen que decir. Enseñar a nadar y prevenir ahogamientos, siempre es más efectivo que tirar el flotador después de que ha pasado lo peor. Puede que sea demasiado tarde. La responsabilidad también es tuya…nuestra.

*Fuentes adicionales:

Escrito por
Carol Noguëira

🇧🇷 Madre periodista con formación en Psicología. Investiga y escribe sobre la salud mental desde una perspectiva de género, además de otros temas: sexualidad, maternidad, feminismo, pluralidades narrativas y mestizaje cultural.

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