¡Hora de las visitas! Esta posición es adaptable a cualquier lugar y circunstancia, la postura del visitante ofrece todo el encanto de un encuentro inesperado. De pie, enfrente el uno del otro, el hombre estimula con su sexo el de su compañera. Para que haya penetración – que normalmente es superficial – suele ser necesario que la mujer se eleve, poniéndose tacones o subiéndose en algún soporte.