El embarazo no tiene por qué suponer un alto en las relaciones sexuales salvo que el médico así lo indique.
Esta es una de las posiciones más cómodas para la embarazada ya que ella controla el grado de penetración y la intensidad del acto sexual sin aguantar, además, el peso de su pareja. Él debe flexionar las piernas de tal forma que la mujer pueda apoyarse en ellas para no cansarse, pues esta postura exige más actividad por parte del hombre.