Creo que a todos nos llega la edad cuando dejamos de ver caricaturas. Cambiamos las persecuciones entre Tom y Jerry, el correcaminos y el coyote, Bugs Bunny y Elmer Gruñón, por telenovelas de amor -todas las telenovelas son de amor o mínimo hay un romance en ellas. Entonces empiezan a entrar imágenes de besos donde nuestras madres nos dicen «tápate los ojos» o «no veas eso». Uy, me acuerdo cuando Eduardo Yáñez se le encuera a Adela Noriega y nombre, mi madre le cambió de canal.
Desde que tengo conciencia sexual -mírenme inventar términos psiquiátricos- acerca de mi preferencia -lean bien: preferencia- pensé que yo era el único homosexual en el mundo, al único al que le gustaban otros niños. Desde pequeño he sentido morbo por mis compañeros del jardín de niños y también hacia mis primos. Pero nunca vi que al príncipe Eric le gustaron los niños, él quería a Ariel, una sirena, mujer. La bestia nunca se enamoró de otra bestia; se enamoró de Bella -de nuevo mujer. Dentro de las películas de Disney, jamás encontré un romance entre varones. Me sentía raro y confundido. ¿Por qué Eric no se enamoraba de otro príncipe? ¿Por qué Aladín no volaba con otro hombre?
A los 12 años empiezo a ver RBD, y sorpresa, ¡hay un homosexual! Pero nombre qué va, jamás que me pintaría el pelo rosa, ¿así tenía que ser para ser homosexual? Yo no tenía muchos amigos y los que tenían todos eran machos, con novias nalgasmiadas. Yo también tuve novias, pero jamás sentí lo mismo que con un hombre, bueno, niño.
A los 14 conocí a mi primer novio, lanzadísimo el cabrón. Estaba yo en tercero de secundaria y él también. Me dijo que si me gustaban los hombres, que ojalá y sí porque yo le gustaba a él. Todo esto tan repentino, no lo asimilaba. La idea de gustarle a alguien de mi mismo sexo, y además rubio quemado, güerito, de labios gruesos, de mi estatura… Dios, me resultaba atractivísimo. Le dije que nos viéramos para platicar. Nos vimos en la unidad deportiva, platicamos, le dije que él se me hacía guapo también. Y sentí un gran impulso de besarlo y lo hice. Confirmé mis sospechas: me gustaban los niños. Fue mi primer beso; en otras veces ya había rosado la jeta con niñas pero jamás me habían hecho sentir lo que él.

Creo que a mi me tocó vivir en una época privilegiada que personas como la Dorada hubiesen querido tener. La Dorada era una prostituta que murió 10 años antes de que yo naciera. Fue apedreada hasta la muerte en la España aquí en Colima, México. Mi maestro de poesía -también homosexual-, me lo comentó. Me expuso los escenarios que se vivían aquí mismo en la ciudad en la que actualmente vivo.
Yo he tenido la dicha de vivir mi sexualidad con libertad y responsabilidad, pero estoy seguro hace falta hacer un poco más por personas como la Dorada. Todavía se dan casos de adolescentes, que en vez de estar en la calle, vestidos de la manera que se les dé la gana, están escondidos en el rincón más oscuro de su habitación porque les dijeron que ser hombre y ser atraído por otro hombre está mal; por ver a Ariel besarse con Eric y desear que el príncipe se besara con otro príncipe.
Vivan su sexualidad con responsabilidad; mientras no dañen a un tercero ni por un segundo todo está bien.
…Y bueno amigo, ¿qué esperas para buscar a tu príncipe azul?